Preocuparse puede ser útil cuando se necesita tomar acción y resolver un problema. Pero un exceso de preocupaciones es un problema porque genera dudas y temores que nos paralizan, acaban con nuestra energía emocional, aumentan nuestros niveles de ansiedad y, en general, interfieren con nuestra vida diaria.
En cualquier caso, para poner fin a la preocupación crónica y a la ansiedad generada por ella hay que renunciar a la creencia de que la preocupación tiene un propósito positivo. Una vez que se descubre que preocuparse es el problema y no la solución, se puede recuperar el control de la mente preocupada.
En las sesiones de HIPNOSIS podemos determinar la causa de esos pensamientos y trabajarlos efectivamente, liberando al paciente de esos estados de ansiedad.
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